Después de desatar la ira de miles de fans que esperaban su participación en un partido amistoso en Hong Kong el pasado domingo, Lionel Messi, el astro argentino que comanda el Inter de Miami, ha excusado su incomparecencia por una lesión. “Es cosa de fútbol”, ha dicho desde Japón, adonde ha viajado con el club rosado para disputar nuevos encuentros de pretemporada, que el exbarcelonista espera poder jugar. “En cualquier partido puede pasar que podamos tener una lesión. A mí me pasó, no pude estar en el partido”, ha continuado en sus primeras explicaciones tras la polémica, recogidas por EFE. “Es una lástima porque siempre quiero participar, quiero estar, y más cuando se trata de este tipo de partidos, que viajamos tan lejos y la gente está tan ilusionada”.
La polvareda ha adquirido dimensiones considerables en Hong Kong, con ramificaciones que van más allá de lo deportivo, y se adentran en cuestiones de contratos, posibles indemnizaciones e intervenciones de los líderes políticos de la región especial autónoma. El partido frente al combinado de la isla concluyó el domingo sin que Messi saliera un minuto al campo, pero, con el jugador sentado en el banquillo como suplente, daba la sensación de que en cualquier momento los espectadores podrían ver la magia. No ocurrió.
Tras el pitido final hubo abucheos por parte de los 40.000 seguidores, algunos de los cuales habían gastado un dineral en las entradas. La más cara se vendió por 4.880 dólares hongkoneses (unos 580 euros), y por más aún en los circuitos de reventa, según el diario de la isla South China Morning Post. Algunos habían acudido desde destinos remotos, como Tailandia, solo para ver jugar a la leyenda. Un vídeo que se ha vuelto viral en las redes sociales de China resume la frustración: al acabar el partido, un fan del reciente campeón del mundo le propina tremenda patada a la cara de un Messi de cartón de uno de los carteles publicitarios. El golpe lo deja sin cabeza.
Numerosos espectadores reclamaron el domingo desde el estadio que se les devolviera el precio de la entrada, muchos se quejaban al no haber sido informados de la incomparecencia por lesión a tiempo: Messi, que goza en China de una popularidad extraordinaria, había sido el principal reclamo del encuentro. En junio, el deportista ya dio muestras de su inmenso poder de atracción, al llenar un estadio en Pekín con 50.000 personas para ver un amistoso de la selección argentina. Las gradas conformaban una masa albiceleste de forofos ataviados con camisetas con el número 10 de Messi a la espalda.
El Consejo de Consumo de Hong Kong ha recibido hasta la mañana de este martes 245 quejas vinculadas al encuentro, por una suma de unos 1,6 millones de dólares hongkoneses (unos 190.000 euros), según el citado rotativo South China Morning Post, que sigue con detalle el pospartido. La compañía organizadora del evento en Hong Kong, Tatler Asia, hasta ahora no ha dicho una palabra sobre posibles devoluciones. Pero sí ha lamentado lo ocurrido y asegurado que Messi figuraba en la lista de jugadores entregada por el cuerpo técnico del Inter de Miami antes del partido; solo se les comunicó bien entrada la segunda parte que no estaba en disposición de jugar.
Michel Lamuniere, consejero delegado de Tatler Asia —parte del emporio familiar Lamuniere, con sede en Lausana (Suiza)— explicó el lunes que promocionó el partido “en virtud de un acuerdo contractual” con el club, mediante el cual “los jugadores estrella Lionel Messi, Jordi Alba y Sergio Busquets, así como cualquier otro jugador de renombre que se incorporara al club antes del partido, como Luis Suárez, jugarían a menos que estuvieran lesionados”. El consejero delegado también anunció que retiraba una solicitud de ayuda de unos dos millones de euros al Gobierno de Hong Kong en concepto de patrocinio.
Porque la bola de nieve ha crecido hasta pasar a la categoría de incómodo asunto político, al suponer un golpe directo a la reputación de Hong Kong, en un momento en que la fama de la isla financiera no pasa por su mejor época, en un cóctel en el que se mezclan desde los ecos de la represión de las revueltas prodemocracia de 2019 a los números rojos de la bolsa en 2023 por cuarto año consecutivo.
El Gobierno de la isla ha explicado a través de un comunicado estar “extremadamente decepcionado” de que la estrella argentina no jugara. El jefe del Gobierno autónomo, John Lee, ha instado este martes a Tatler a que revele los detalles de su acuerdo con el club de fútbol estadounidense y atienda las demandas de los espectadores.
El episodio ha reavivado también, entre los aficionados chinos al fútbol, el eterno debate entre Messi y el exmadridista Cristiano Ronaldo. La estrella portuguesa, hoy al frente del equipo de Arabia Saudí Al Nassr, protagonizó a finales de enero un episodio similar en la ciudad vecina de Shenzhen, en la China continental. Por motivos de salud, el club saudí suspendió los partidos con 24 horas de antelación, pero los organizadores ofrecieron de inmediato devolver las entradas y Ronaldo convocó una rueda de prensa allí mismo: “Para mí, hoy es un día triste”, dijo entonces el futbolista. “En el fútbol, hay cosas que no puedes controlar, y como sabéis he jugado 23 años en el fútbol”.
Tal y como comentaba este martes un perfil llamado Bowen Xiaoqi en la red social Weibo (el X chino): “El discurso de Ronaldo refleja su sinceridad y su actitud responsable hacia la afición, mientras que a Messi se le ha criticado por anteponer los intereses comerciales y carecer de respeto y atención hacia los aficionados”.
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