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Carlos Sainz doma las dunas y recupera el liderato del Dakar en el jardín de Nasser Al-Attiyah | Deportes

Carlos Sainz doma las dunas y recupera el liderato del Dakar en el jardín de Nasser Al-Attiyah | Deportes

Carlos Sainz llega líder al día de descanso en el Rally Dakar 2024. El piloto madrileño, que aspira a levantar su cuarto Touareg a los 61 años, dio una lección de estrategia y conducción en la inmersión de 48 horas en el inhóspito desierto de Rub Al Khali y emergió como el principal triunfador de este nuevo formato inédito contra el crono. El referente de Audi terminó segundo la etapa a 2m01s de Sebastien Loeb, pero el resultado le aúpa de nuevo a la cabeza de la general con más de 20 minutos de margen respecto a su compañero sueco Mattias Ekström y 30 sobre el francés de Prodrive. El nueve veces campeón del Mundial de rallies (WRC), que busca su primer título en la prueba reina del rally-raid, será su principal enemigo cuando se reanude la prueba este domingo.

“Pasado mañana veremos si es un error o un acierto, todo es posible”, comentaba Sainz antes de adentrarse en el cinematográfico paisaje que ocupa más de un cuarto del territorio de Arabia Saudí. Este viernes por la mañana quedó meridianamente claro que él y Lucas Cruz, su copiloto, dieron en el clavo cuando perdieron tiempo a propósito en la quinta especial para salir retrasados y contar con las trazadas de los rivales sobre la arena para encarar la etapa de 549 kilómetros duna arriba, duna abajo.

“Es bueno estar aquí, pero todavía queda un largo recorrido. Estoy contento por cómo ha ido todo hasta ahora”, reflexionaba el nuevo líder de la general. “Ha sido una especial difícil, muy física para todos, pero hemos sobrevivido. Llegar líderes al día de descanso es un buen balance de la primera semana. Ahora toca seguir para adelante como empezamos, día a día y con humildad”, añadía. Cruz detallaba que ambos decidieron dejarse unos segundos en el campamento D para aprovechar la arena más compacta del amanecer y la luz más brillante que en el ocaso de la primera jornada, donde podrían haber decidido avanzar hasta el vivac E mientras caía la noche en el desierto. La etapa de dos días, con el retorno a la esencia de la tienda de campaña, el saco de dormir y poco más que una ración militar para pasar la velada, ha sido más notable por los descartes y las imágenes junto a hogueras que por otra cosa.

Nasser Al-Attiyah, el gran rival y vecino en estas tierras, especialista sobre las dunas, perdió más de dos horas y media con respecto al español cuando por fin cruzó la meta. La rotura de la dirección en el kilómetro 530 puso punto y final a la persecución de su tercera corona consecutiva y descarta así a uno de los rivales más temidos por Sainz, que desde el primer día evitó el enfrentamiento psicológico que propuso el catarí. “Los Audi durarán tres días”, llegó a decir el poseedor de cinco Touaregs. “Cada uno es libre de opinar”, echaba balones fuera el español. El desierto se cobró finalmente sus opciones y la de otros favoritos como Yazeed Al Rajhi (Toyota) y Stéphane Peterhansel, el primero por accidente y el segundo por un fallo en el sistema hidráulico del prototipo alemán. Los vehículos japoneses de Guillaume De Mevius y Lucas Moraes, cuarto y quinto clasificados, están ya a más de una hora del Audi del madrileño.

“Ha sido bonito, y nos lo hemos pasado bien. Fuimos a dormir temprano”, sonreía Sainz en Shubaytah cuando le preguntaron por la noche al raso en el Empty Quarter (cuadrante vacío), como se conoce al territorio que Al-Attiyah definió el año pasado como su jardín. El madrileño se divirtió montando su tienda y departiendo con sus colegas de la caravana en medio del desierto, y por la mañana, tras el madrugón a las seis, se zampó una lata de sardinas antes de reemprender la marcha y cerrar por todo lo alto la primera semana de rally. En el páramo donde triunfó el catarí en 2023, parece que es ahora el español quien sale como referencia y principal favorito a llevarse la victoria en la meta final en Yanbu. Para eso quedan todavía 3.714 kilómetros donde muchas cosas pueden pasar.

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By Antonio Manuel Tejedor

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